Hoy Carl Sagan, famoso divulgador científico y autor de la serie Cosmos, habría cumplido 80 años. Su pasión por el mundo y su funcionamiento se plasmaba en su discurso, que lejos de ser frío y distante se hacía poético y cercano. A modo de homenaje personal, he traducido un texto suyo sobre el sentido de la vida.
« En las últimas décadas, los Estados Unidos y la Unión Soviética han conseguido algo que —a menos que nos destruyamos a nosotros mismos antes— será recordado dentro de mil años: la primera exploración detallada de docenas de otros mundos. Juntos hemos encontrado mucho ahí fuera que es magnífico, instructivo y de valor práctico. Pero no hemos encontrado ni rastro ni indicios de vida. La Tierra es una anomalía. En todo el sistema solar, es, hasta donde sabemos, el único planeta habitado.
Nosotros los humanos somos una entre las millones de especies distintas que viven en un mundo floreciente, rebosante de vida. Aún así, la mayor parte de las especies que un día existieron ya no están. Tras prosperar durante ciento cincuenta millones de años, los dinosaurios se extinguieron. Hasta el último de ellos. Ninguna especie tiene garantizada su permanencia en este planeta. Y los humanos, los primeros seres en idear medios para su propia destrucción, han estado aquí sólo varios millones de años*.
Somos raros y preciados porque estamos vivos, porque podemos pensar. Tenemos el privilegio de influenciar y quizás controlar nuestro futuro. Tenemos una obligación de luchar por la vida en la Tierra —no sólo por nosotros mismos sino por todos esos, humanos y otros, que vinieron antes que nosotros y con quienes estamos en deuda, y por todos aquellos quienes, si somos lo suficientemente sabios, vendrán después. No hay causa más urgente que sobrevivir para eliminar a nivel global las amenazas crecientes de una guerra nuclear, catástrofe natural, colapso económico y hambruna masiva. Estos problemas han sido creados por humanos y sólo pueden ser resueltos por humanos. Ninguna convención social, ni sistema político, ni hipótesis económica, ni dogma religioso es más importante.
La cruda realidad parece ser esta: Vivimos en un vasto e increíble universo en el que, a diario, se crean soles y se destruyen mundos, donde la humanidad se aferra a un oscuro pedazo de roca. La significación de nuestras vidas y nuestro frágil entorno proviene de nuestra propia sabiduría y valor. Somos los guardianes del significado de la vida. Preferiríamos que fuera de otra manera, por supuesto, pero no hay pruebas convincentes de un Padre cósmico que se preocupará de nosotros y nos salvará de nosotros mismos. Es cosa nuestra.»
[Traducción propia de un texto de Carl Sagan extraído de este enlace:
Carl Sagan on the Meaning of Life]
*[Nota del traductor: por el dato empleado se deduce que se refiere a los humanos como homínidos.]