viernes, 12 de julio de 2013

ALLENDE [Relato]

   Cruzando una montaña, dos mares y tres desiertos se llega a un lugar más real que ninguno, donde los hombres conocen y aman todas las leyes de la naturaleza, incluso las menos intuitivas. Allí entienden la condición del fuego, y la relación entre dos vibraciones distantes, y las causas primeras de los humores enfermizos. Gustan de medirlo todo, y emplean sus propios números (que son finitos, pues no aceptan la existencia de un número si éste no tiene su equivalente empírico).
    Hasta aquí las coincidencias entre sus habitantes, pues hay una disputa milenaria entre Aparentes y Consecuentes. Es común considerar que sólo lo posible es admisible y recto, y todo lo percibible ha de ser posible de alguna forma; por ello la ética de la mayoría, llamados Consecuentes, es completamente laxa. Sin embargo, existe una facción extremista que rechaza cualquier apariencia que contradiga las leyes naturales, sin importar su plausibilidad. Estos hombres, llamados con ironía Aparentes, imponen su moral con violencia, aniquilando a magos, homeópatas y profetas. Por su parte, los Consecuentes aprecian a magos, homeópatas y profetas, ya que son posibles, y de hecho existen; pero no censuran su matanza, pues ésta también es factible, y por tanto, buena.