viernes, 12 de abril de 2013

La tregua, de Mario Benedetti [9 de 50]

Esta entrada es parte de mi reto de Leer 50 libros en 2013


Martín Santomé, un oficinista a punto de jubilarse, aún está a tiempo de enamorarse.

Esta pequeña novela en forma de diario se puede abrir por cualquier página, elegir 10 líneas al azar, y sin duda uno se encontrará con, al menos, un pensamiento diáfano expresado en tal breve espacio. En ese sentido, se podría considerar casi un libro de citas, tanta es su concisión y prolijidad de reflexiones acertadas. Pero este hecho es casi anecdótico, si tenemos en cuenta que todo ello se encuadra en una estructura argumental aparentemente sencilla, aparentemente casual, que sin embargo nos hace entender y compartir el viaje sentimental de Martín Santomé a la perfección.

Como ya me ocurrió con Cinco horas con Mario, y como me ocurre con los libros que más me gustan, éste me ha dejado casi sin palabras. Sobre todo porque encuentro más fácil comentar algo cuando tengo críticas que hacer. Cuando todo lo que me sale es una alabanza sin concesiones, me cuesta destacar los puntos claves. Como en este caso, ya que todo está maravillosamente entretejido y tiene el tacto preciso para conectar con el lector, para ser puramente humano, sin artificios ni medias tintas. El formato del diario predispone al narrador a la confidencia, pero en el caso de Martín Santomé (un alter ego de Mario Benedetti, no me cabe duda), no es el valor de sus confidencias el que nos convencerán, principalmente, sino su propia voz, sencilla, concisa, sincera sobre todo para precisar sus propias miserias.

Mario Benedetti consigue hacer una obra romántica sin ser cursi, melancólica sin ser deprimente, profunda sin ser moralista, madura sin ser cansina, y entretenida sin ser atropellada. Un libro que puedes decir que te releerías incluso cuando acabas de acabártelo. Por eso también, un libro que pasa sin ninguna duda a mis favoritos.

Habitualmente estas peculiares reseñas mías pretenden analizar lo que más me llama la atención de lo que leo, los principales pros y contras, pero en esta ocasión lo que el cuerpo me pide es que, como si de un evangelio se tratase, anuncie las maravillas de La tregua a los cuatro vientos, y le diga a todo lector: léelo, léelo, LÉELO. Como pasa con todo, la recepción para cada uno será de una manera, pero creo que para el lector con un mínimo de sensibilidad sentimental, o filosófica (en un plano menos obvio), este libro puede significar un placer extraño,  melancólico y prolongado. Y gratificante. Muy. Mucho.

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Nota: existen unos poemas posteriores de Mario Benedetti que no aparencen en este libro pero sin embargo pueden complementar la historia, ya que simulan estar escritos desde la perspectiva de sus dos personajes principales: Martín Santomé y Laura Avellaneda. Se pueden leer aquí: Los personajes.