lunes, 3 de diciembre de 2012

Paranoia polaca al menos una vez en la vida

La noche pasada me hice amigo de un grupo de polacos erasmus. Me caían muy bien, pero en el servicio, donde es habitual oír conversaciones ajenas, descubrí que en realidad eran alienígenas que querían acabar con la humanidad (o al menos con la universidad, no estoy seguro). Así que, aunque me seguían cayendo bien, tenía que decir a mis amigos que los polacos eran aliens malos para hacer algo al respecto, pero mis amigos se metieron en una clase llena de gente, así que ahora tenía que convencer a todos los presentes. Antes de entrar en la clase una profesora me dijo: "No es para tanto, todos tenemos una paranoia depresiva con los polacos al menos una vez en la vida". Supongo que quería decir "paranoia conspiratoria", pero dijo "depresiva".

Ya una vez en la clase, y tras decidir que no podía decirle a la gente directamente que sabía que los polacos eran extraterrestres, les planteé a los alumnos una pregunta a modo de asignatura extraña: "¿Qué haríais en caso de que los extraterrestres se infiltraran entre nosotros?". Como nadie respondía, intenté empezar de otra manera: "Mirad", les dije, "yo no soy muy de alienígenas ni nada, pero...". En ese momento uno de los oyentes, que era precisamente uno de mis amigos, me interrumpió: "¿Cómo que no? ¡Si te encantan!". "Sí, sí", reafirmó otra persona, "¡y los viajes en el tiempo!". Estaban minando mi argumentación casi antes de empezarla. No pude aguantar más, y pasando totalmente por alto el hecho de que me considerarían loco, se lo grité: ¡Los polacos son extraterrestres!


Supuesto lugar de procedencia de los polacos


Por extraño que parezca, nadie me creyó (siempre hay por lo menos un alguien dispuesto a creer, ¿no es así?). En ese momento entendí a tantos que habían sido considerados locos por sus increíbles declaraciones, y les compadecí. Sin embargo yo no soy capaz de enfrentarme a la sociedad con lo que yo mismo reconocía como ideas absurdas y sin contrastar. Así que pronto emborroné mis extraños recuerdos y volví al redil de la realidad pactada. Presenté aquella historia como un sueño, y hasta la escribí en Internet para mis amigos, como algo gracioso. Pero entonces más de uno comenzó a decir que ellos también habían notado algo alienígena en los polacos. Y eso sí que me fastidia, porque ahora no puedo dejar de pensar que, cada vez que hablan en ese idioma inteligible, los polacos pueden estar tramando algo, mientras yo, y otros, que en el fondo sabemos la verdad de lo que son y lo que quieren, no hacemos nada por evitarlo.