1 Quita las metáforas y las comparaciones. En mi primer libro me prometí que no usaría ninguna y metí la pata durante un atardecer en el capítulo 11. Todavía me sonrojo cuando lo encuentro.
2 Una historia necesita ritmo. Léela en alto para ti mismo. Si no transmite un poco de magia, le falta algo.
3 Corregir lo es todo. Corta hasta que no puedas cortar más. Lo que queda suele florecer a la vida.
4 Encuentra tu mejor momento del día para escribir y escribe. No dejes que nada más interfiera. Más tarde no te importará que la cocina esté hecha un asco.
5 No esperes a la inspiración. La disciplina es la clave.
6 Confía en tu lector. No todo necesita ser explicado. Si de verdad sabes algo y le infundes vida, ellos lo sabrán también.
7 Nunca lo olvides, incluso tus propias reglas están ahí para ser saltadas.