Hace poco reseñé (a mi manera) la edición de Microrrelatos del Bardeblás 2012. Ahora hace unas semanas que salió la edición de este año y vuelvo a la carga. Para saber en qué consiste el concurso y su edición consúltese la anterior entrega.
En esta ocasión paso directamente a los premios. El primero me parece justificado, premiable, probablemente merecido (aunque, personalmente, no lo entendí a la primera):
EL MEMBRILLOEl segundo premio, sin embargo, no me entra en la cabeza cómo puede estar ahí. Antes de ponerme a despotricar, lo transcribo:
José Manuel Sastre
Le llaman Membrillo porque tiene el pelo amarillo y se arruga con facilidad en el patio. Juega a las canicas; tiene habilidad y tino pero si se acercan los chavales de tercero falla el tiro y pierde la bola.
Si le pregunta el maestro, se queda callado. Ya ha probado las dos rutas; si acierta, desde el fondo reconoce la voz de López: eres un pelota, "Membrillo"; o si falla: "no sirves ni para hacer la O con un canuto". Eso, en Don Lucas, le duele más. Ahora es mudo.
Esta mañana, en el recreo, ve a Carmen echando un líquido en las roppas de los que están en la cancha. Ella lo advierte. Se levanta el flequillo y prosigue la tarea. Sólo asoman unos dientes blancos por su boca.
Luego se entera que era lejía lo vertido.
Luego le llegan las culpas, porque era el único al que vieron cerca de las ropas.
Luego el primer tortazo de Don Lucas. Que confiese, le dice.
Y luego otra, y otra, coreadas por todos los niños: "que cante, que cante".
Y él mira a Carmen.
Y ella piensa que debe ser muy dulce, a juzgar por cómo la mira.
DOS MIL...Me parece vergonzoso que este juego de palabras se haya llevado el segundo premio (o cualquier premio). No por la frase en sí: es ingeniosa y visual. Pero ya está. No es un microrrelato. Al menos, yo no entiendo que lo sea. ¿Qué cuenta? ¿El paso de un mundo analógico a uno digital? Entonces, como historia, es obvia e innecesaria. ¿Que puede insinuar algo sobre una relación amorosa y su adaptación a los tiempos modernos (ved que empleo toda mi capacidad de elucubración en buscarle sentido)? Quizás, pero me sigue pareciendo pobre. Imagino que su principal virtud es esa: su ambigüedad.
Carolina Blanco
Ya no hay vuelta de hoja... Hace tiempo que sólo nos queda el salto de página.
Quiero hacer un alto en este punto y reflexionar. He notado ya en varias ocasiones, leyendo estas recopilaciones, que ciertos textos seleccionados me hacen sospechar de su cualidad de "relatos". Hay dos vertientes principales, que haya reconocido. Yo los divido en estos: textos poéticos y citas (o reflexiones). Para empezar habría que definir qué entendemos por "microrrelato"; a mi parecer, un microrrelato debe tener las mismas cualidades que un relato, con la única diferencia de su menor extensión. Y la principal característica de un relato es que cuente algo. Que pase algo. ¿Parece algo simple y obvio, no? Pues no debe serlo tanto. En estas recopilaciones se cuelan de vez en cuando estas dosis de micro-ensayos o micro-prosa poética. Es algo que me fastidia especialmente (porque debo ser un rancio pureta literario y me tomo las cosas muy a pecho), y más cuando no son sólo publicados como microrrelatos, sino que además se alzan con una mención especial, como ese segundo premio, a mi juicio injustificado, u otro que se contó entre los diez Finalistas de la edición del año pasado:
DICEN...De nuevo, una frase que puede llamar la atención (a mí en concreto no me hace tal efecto) o ganar un premio de "estados de Tuenti", o un puñado de retuits. Intento pensar qué dirían sus defensores si les preguntaran por qué consideran esto un relato, y supongo que podrían decir que se insinúa una historia (de amor, como de costumbre cuando no hay más pistas) de una herida que se produjo, y transmite el sentimiento de inseguridad que se produce después de lo ocurrido. Todo muy etéreo, muy ambiguo, muy interpretativo. En inglés tienen una palabra perfecta para definir esto: bullshit. Literalmente significaría 'mierda de toro', por lo que el palabro tiene más fuerza que alguna compatriota como "sandeces". Si entramos en que todo tiene mil interpretaciones, no hay filtro: todo es (puede ser) un relato. Todo es bienvenido. Eso sí, a ver quién juzga todas las posibles interpretaciones. Quizás diferenciar qué es un relato y qué no sea un arduo trabajo, pero no me lo parece tanto. Al igual que el tipo de reflexión arriba ejemplificado, otros textos meramente poéticos aparecen entre estas páginas en ocasiones. Uno se resigna y se adapta, tampoco es el fin del mundo, pero molesta un poco que existan estas confusiones entre los que se presentan y, sobre todo, entre los encargados de seleccionar los relatos.
Julia Delgado
Dicen que el tiempo lo borra todo, pero nadie te especifica cuánto hay que esperar para poder escribir encima.
[Una nota: no es que todo relato de una frase no pueda contener una historia, pero a menudo, en los ejemplos que encuentro, no me parece que lo hagan, y me da que sus editores abusan del beneficio de la duda en cuanto a su interpretación se refiere.]
Con la disgresión he dejado atrás el análisis de los premiados, en concreto del tercero. El relato trata de dos niños, uno cristiano y otro musulmán, unidos por sus fechorías y separados por su religión. No lo voy a transcribir; lo podéis encontrar en el Bardeblás junto con el resto de la centena de microrrelatos. Entiendo un poco su selección, es inteligente y sutil, pero no me parece tan potente como para llegar a los premios.
En cuanto al Premio Especial Pura Gula (premio al microrrelato más divertido), trata de un hombre a una nariz pegado (no llega a parafrasear a Quevedo pero por ahí va). Curioso
He vuelto a leer marcando mis favoritos. En el de 2012 marqué 8 favoritos. Esta vez he hecho hasta una distinción: entre los favoritos y algunos que me parecían buenos pero no tanto como para llegar a decir que fueran "favoritos". He marcado con un punto 4 favoritos y con una raya 5 casi favoritos. Por ejemplo, entre los "casi favoritos" (qué mal suena esta denominación, en fin) está este:
QUÍMICA DIVINAPor el tono del relato intuyo que aspiraba al premio al relato más divertido, pero creo que es eficaz en otros niveles también. Y es de los pocos que incluyen un poco de fantasía, por cierto. Entre mis preferidos, este:
Eduardo Higueras
Mi chica es una diosa. No, no es sólo que esté absolutamente cañón. ¡Lo es de verdad! Con poderes y toda la parafernalia. Quizá piensen que es Afrodita. No, pero son parientes. Es Ishtar, diosa babilónica de, atentos, la guerra, la fertilidad, el sexo y el amor. Alucinante, ¿no?
Ya. Pues no lo es tanto cuando se te enfada y te teletransporta al primer desierto que se le ocurre -Gobi es su preferido-, o te manda a una base de narcos en Sudamérica. O, esta fue graciosa, a una macrofiesta en la casa Playboy y sólo por decirle en broma "me duele la cabeza" cuando quería acción. Eso es genio.
Tota, que entre clases forzosas de superviviencia, horas y horas de fogosidad volcánica y haber estado ella ajustándome la dieta, estoy ganando una musculatura que no creía posible en un ser humano. Vamos que a veces lo nuestro no parece una relación sino un régimen de entrenamiento.
¡No se confundan! Supe desde el principio que estar con ella conllevaría trabajo, pero ha merecido la pena. Ishtar es un sol y aprecia mucho mis esfuerzos. Fíjense, si todavía se ríe cuando le digo que sigo siendo ateo. Joder, ¡eso es química!
CLICK
Rodrigo Pérez
La ley marcial que imponía su presencia hizo que todos en casa contuviéramos la respiración cuando a mitad de película mi padre se levantó y sin mediar palabra se fua a la cocina. Cada gesto, cada silencio, cada mirada o cada ademán hacía que todos nos sobresaltásemos. A diario de vuelta del colegio yo fantaseaba con que me secuestrasen y me llevaran lejos de ahí, muy lejos, no me importaba dónde y cómo, sólo quería no tener que regresar al terror de escuchar a las diez de la noche cómo la cerradura giraba y la casa se emponzoñaba con su presencia. De haber tenido más años me habría escapado o habría hecho alguna locura. A veces fantaseaba con coger su pistola reglamentaria, con la que tan a menudo nos amenazaba, y devolverle la jugada. Pero esa noche cuando se fue a la cocina el único ruido que rompió el silencio sepulcral fue el de su propia Bereta FS92 de 9 mm. descerrajándole un tiro en la sien y barriendo la casa con un bramido espeluznante. Cuando histérica y entre lágimas mi madre me gritó desde la cocina que llamase a la ambulancia sólo atiné a decir "No hay prisa".
Esto es a grandes rasgos, casi a modo de collage, lo que opino de esta recopilación. Aunque critico muchos aspectos con vehemencia, sé que esto es un proyecto humilde y que bastante fortuna es tener un concurso como este en Burgos. Y precisamente por ello puede que sea tan crítico: me gustaría que fuese lo más perfecto posible. Pero la perfección teórica es raro que se conjugue con la humanidad (muy práctica ella). Pese a todas mis quejas, siempre es un gusto ver qué se cuece entre los escritores burgaleses más a pie de calle.
No he mencionado que me presenté a este concurso. Mi microrrelato no ha sido seleccionado. Cuando me enteré casi decido no comprar el libro. Sinceramente, lo creo muy bueno, si no para ganar, desde luego para ser seleccionado. Pero a la gente que se lo he enseñado me han dicho que probablemente era demasiado complicado, y seguramente sea así. Me da igual, sigo creyendo que es mucho mejor que la mayoría. Cuando menos, más original. También me he planteado hacer una versión más larga, explicada con más detalle, con personajes concretos, e introduciendo tramas, puesto que quizás el relato sea sólo el germen de una idea mayor. Si os interesa, seguramente lo publicaré en la próxima entrada del blog. En cuanto a si el hecho de que no cogieran mi relato ha influenciado esta "reseña", creo que no ha sido así. Intento valorar mis escritos de forma objetiva, aunque esto sea imposible, y muchas veces los desprecio, pero en este caso le tenía un cariño especial. Por ello que en un primer momento me tocara el orgullo saber que no había sido seleccionado. Pero después mi actitud cambió a resignación y, como mucho, pensar "peor para ellos". Quizás hicieron bien, quizás el relato sea demasiado compacto, espeso y falto de la emoción que suele caracterizar a los ganadores, pero sé que entre esas líneas hay potencial. Pese a esta circunstancia, creo haberme mantenido objetivo (con mi criterio) en la crítica de los microrrelatos, premios y selección. Eso sí, como soy un poco capullo cuando quiero, quizás el próximo año envíe alguna cita/reflexión breve, resultona y profunda al mismo tiempo, sin acción, eso sí, a ver si me cuelo entre los finalistas.
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Y de regalo, ya que lo he mencionado, el soneto "A una nariz", de Quevedo:
A UNA NARIZ
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado.
Érase un reloj de sol mal encarado,
érase un alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón mas narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísima nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.